Una nueva revisión ha encontrado algo prometedor para el uso de vitamina D y suplementos minerales para ayudar a quienes padecen fibromialgia. Por el contrario, hubo menos evidencia en relación con las vitaminas C y E y los probióticos.
La fibromialgia es un diagnóstico poco entendido y algo controvertido. Se le denomina coloquialmente “síndrome de dolor crónico”. Cabe destacar que los criterios de diagnóstico de la afección han ido evolucionando.
Diagnóstico controvertido
El primer conjunto de criterios generales se introdujo en 1990 con versiones actualizadas en los años 2010 y 2011. No obstante, algunos médicos se han mantenido en una postura escéptica, ya que ha existido una creencia generalizada de que la condición tenía un fuerte componente psicosomático. Otras condiciones difíciles de categorizar han visto cómo el número de diagnósticos se disparó y luego retrocedió, como los trastornos de sensibilidad química.
Otro conjunto de criterios desarrollados por investigadores se introdujo en un artículo de 2019 que aboga por un enfoque de tres pasos para el diagnóstico de la afección. Esto incluye medir la respuesta general al dolor del paciente, verificar que las sensaciones de dolor sean simétricas en ambos lados del cuerpo y utilizar una herramienta de evaluación estándar para descartar un estado patológico de estrés psicológico.
¿Qué es la fibromialgia?
La presente revisión de los efectos de la suplementación se publicó en la revista Nutrients. Los autores estaban asociados con dos universidades de Florencia (Italia). Concretamente, los autores señalaron que, si bien el diagnóstico sigue siendo controvertido, el síndrome parece afectar entre el 2% y el 8% de la población. De hecho, es una de las principales causas de derivación a reumatólogos.
Se desconoce la etiología del síndrome, lo que, según los investigadores, hace que la fisiopatología del trastorno sea incierta. Varias evidencias apoyan la hipótesis de que la fibromialgia es un “trastorno de dolor central, con alteraciones en la función del sistema nervioso central que conducen a un mayor procesamiento nociceptivo”.
Además, la evidencia reciente sugiere que la inflamación sistémica de bajo grado, una preponderancia del estado prooxidativo y un antioxidante insuficiente capacidad, podría contribuir al desarrollo de la enfermedad. “Esto reduciría el umbral del dolor, induciendo fatiga y trastornos del estado de ánimo”, escribieron los autores.
Por otra parte, los investigadores observaron que los desequilibrios dietéticos parecen ser una característica común de la fibromialgia (FM). Estos pacientes suelen tratar de abordar sus afecciones con intervenciones dietéticas, ya sea por su cuenta o con el consejo de un médico. Los autores publicaron que casi tres cuartas partes de los pacientes con FM estaban usando suplementos dietéticos. Cabe destacar que el 61% de ellos comenzaron a usarlos tras desarrollar estas afecciones.
La evidencia más sólida: vitamina D y minerales
Entre los suplementos para el dolor crónico, la vitamina D fue uno de los nutrientes más importantes durante el ensayo. Los investigadores señalaron que se ha informado que el 40% de los que padecen FM tienen deficiencia de vitamina D. Un estudio controlado con placebo con 90 sujetos que usaron una dosis alta de esta vitamina encontró una reducción significativa en los síntomas de FM en el grupo de tratamiento, tal y como señalan los autores.
En este sentido, el magnesio es orto de los nutrientes más prometedores. Un estudio reciente muestra que los niveles bajos de magnesio se asocian con un umbral más bajo de respuesta al dolor en sujetos con FM, “así lo demuestran dos estudios”, dicen los autores. Por otro lado, la suplementación con hierro ha mostrado algún beneficio, pero en ese caso solo hay un ensayo clínico al que señalar.
Otros nutrientes menos efectivos
Los niveles de antioxidantes en la fibromialgia suelen ser bajos, mientras que el estrés oxidativo tiende a ser alto. Teniendo estos aspectos en cuenta, podríamos argumentar a favor de la suplementación con vitaminas C y E. A pesar de ello, no existen estudios consistentes que apoyen este hecho tal, y como recogen los investigadores.
En este sentido, se ha demostrado que los pacientes con FM presentan diferencias en el microbioma intestinal con respecto a la población general. Por ello, una serie de complementos probióticos podrían ofrecer algún beneficio al respecto, pero los investigadores dijeron que solo se ha realizado un estudio a pequeña escala y los resultados mostraron mejoras en algunas medidas de los síntomas de la FM, pero no en otras.
Respecto a las intervenciones dietéticas, algunos enfoques se han mostrado moderadamente prometedores, como la adherencia a un plan de alimentación FODMAP, dietas veganas, dietas sin gluten o restricción calórica, entre otros. No obstante, no hubo ningún enfoque que ofreciera un beneficio universal. “Esto podría atribuirse en parte a la gran superposición que tiene la FM con otras afecciones, como el SII o la sensibilidad al gluten”, han detallado los autores.
El papel de la suplementación en la fibromialgia
Tras la revisión, los investigadores han puntualizado que “el papel de los suplementos dietéticos en la FM sigue siendo controvertido”, aunque los ensayos clínicos con suplementos de vitamina D, magnesio, hierro y probióticos muestran resultados prometedores.
De cara a las intervenciones dietéticas, “el consumo de aceite de oliva, las dietas hipocalóricas, vegetarianas, sin gluten, sin glutamato monosódico, sin aspartamo o la popular dieta mediterránea parecen ser efectivas a la hora de reducir los síntomas de la fibromialgia”, escribieron los autores. De todos modos, debemos tener en cuenta, en palabras de los investigadores, que “tan solo se trata de un enfoque complementario para tratar la FM, ya que se necesitan más investigaciones” para mejorar la comprensión de la enfermedad y proporcionar las estrategias más efectivas para controlar el síndrome de la fibromialgia.
Referencias
Pagliai G, Giangrandi I, Dinu M, Sofi F, Colombini B. Nutritional Interventions in the Management of Fibromyalgia Syndrome. Nutrients. 2020 Aug 20;12(9):2525.